Cierre

Ningún pueblo del Oriente tuvo tanta influencia sobre el mundo antiguo como los Fenicios, navegantes atrevidos y habiles, que dejaron huellas de supaso en todo los rincones del Mediterráneo.  Mientras los demás pueblos se aislaban por seguridad, los Fenicios se vincularon con todos ellos sirviéndoles de intermidarios, del Oriente al Occidente.  Les enseñaron a explotar, no solo los productos de la propia tierra, sino también las riquezas de lejanas colonias, verdadera expansión de la patria.  Les hizo comprender los beneficios de la navegación y del comercio, dándoles el ejemplo de su imperio económico en todos los ámbitos del Mar Mediterráneo.

 

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En su continuo trato con los pueblos cultos llegaron a apropiarse su cultura, haciéndose luego los misioneros del progreso hasta el confín del mundo conocido.