Las Cruzadas

Cruzadas

Las cruzadas  fueron expediciones militares de los cristianos occidentales que tenían por objetivo recuperar lo que se conociía  como Tierra Santa (principalmente Jerusalén, donde se encuentra el Santo Sepulcro) que había sido ocupada por los Musulmanes.

Se llevaron a cabo ocho cruzadas, la primera a cargo de Pedro el Ermitaño y Godolfredo de Bovillón; la segunda fue organizada por Conrado III y Luis VII; la tercera dirigida por Federico Barba Roja, Felipe Augusto y Ricardo Corazón de León; la cuarta cruzada fue impulsada por el Papa Inocencio III; la quinta a cargo de Andrés II; la sexta fue llevada adelante por Federico II; la séptima y octava tuvo fueron dirigidas por San Luis Rey de Francia.

A pesar de que el objetivo de reconquistar los territorios santos para los cristianos no se cumplió, las cruzadas tuvieron una enorme importancia para el medioevo occidental: desde el punto de vista económico, el comercio con el lejano oriente recibió un gran impulso.  Los principales beneficiados fueron los comerciantes de las ciudades italianas y se reactivó el comercio a larga distancia; desde el punto de vista político, las cruzadas contribuyeron a debilitar el poder de muchos señores feudales, situación que aprovecharon los monarcas para fortalecer su autoridad.  Gran cantidad de nobles murieron y otros quedaron en Oriente, sus feudos fueron incautados entonces por los reyes.

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