Los invito a leer dos de las versiones recogidas por la autora, de "El burro, las coyundas y el zorro" y observes con atención las modificaciones que presentan.
El burro, las coyundas y el zorro
SAN LUIS
Una tropa de carretas de ésas que venían del norte, habían acampau en el campo. Las carretas antiguas eran tiradas por güeyes.
A la mañana bien temprano se levanta el marucho y va a buscar los güeyes y los trai. Áhi van los troperos a uñir los güeyes y cuando van a sacar las coyunda que las habían dejau en un lugar, todas juntas, nu encuentran ni una. Ya le dijieron al capataz. Y eso era una cosa rara, claro. Naide había sentiu nada en la noche; y todos pensaban qué será esto quí había pasau. 'Taban muy preocupaus, en el medio 'el campo sin poder seguir el viaje.Andaba por áhi un burrito, comiendo basuritas, y si acerca y le dice al patrón:-Yo le voy a buscar las coyundas, señor. Ya sé quien si ha robau los lazos.El capataz le agradeció mucho al burro y le prometió dejarle un fardo e' pasto del que llevaban pal viaje.
Por áhi cerca vivía un zorro que se llamaba Juan García, la mujer se llamaba María Ruiz y tenía muchos zorritos. El burro pensó que Juan García si había llevau las coyundas. Los zorros tienen la costumbre de robar los lazos y llevarlos a la cueva.
Jue el burro y se tiró como muerto cerquita 'e la boca de la cueva de Juan García. Al rato salió el zorro y al ver al burro muerto, entró en la cueva y le dijo a la zorra:
-María Ruiz, carne tenemos. Hay un burro muerto, pero hay que entrarlo porque van a venir otros animales y los van a sacar la carne.
Y como el burro era pesau, ordenó que sacaran las coyundas qui había robau a la noche, a los troperos, y que cada uno si atara una coyunda a la cintura y atara la otra punta a una parte del burro.
Salieron todos muy contentos de la cueva y comenzaron a atar su coyunda de las patas, de las manos, del cogote, de la cabeza, de la parte del medio del burro. Cuando todos 'taban listos, Juan García gritó:
-A la una, a las dos, a las tres... ¡Tiren con juerza!
Y en ese momento se levantó el burro y salió a la carrera con todos los zorros atados. Y encaró por los montes y quedaban los zorros colgados y decuartizados. Y allá llegó al rial de los troperos con todas las coyundas y algunos zorros muertos. Los troperos se pusieron muy contentos.
Cuando el burro iba al galope con todos los zorros, la zorra le decía:
-Largate, Juan García, dejate de esa porfía. Salvalos a todos. Largate Juan García.
Pero, qué, como pa salvar a naide 'taban las cosas.
El burro tuvo su paga y los arrieros siguieron su camino hasta Güenos Aires.
Julián Aguilera, 40 años. El Saladillo. Pringles. San Luis, 1949.
El burro, el zorro y las coyundas
CÓRDOBA
Éste era un arador que tenía para el servicio un burro y los bueyes. Un día va y deja afuera las coyundas que tenía para uñir los bueyes. Esa noche viene un zorro y las lleva a todas. Bueno... Al otro día viene y no halla nada para uñir los bueyes. Y el hombre andaba buscando muy afligido. Y entonce dice que el burro lo ve y le dice:
-¿Qué es lo que le pasa, patroncito?
-Anoche parece que han llevau los zorros todas las guarniciones del arado.
-Se deja estar no más patroncito yo voy a ver si se las recupero.
Y se va al campo el burro. Rastrea los zorros hasta la cueva y en la puerta se hace el muerto. Áhi se tiró, estirau largo a largo. Y al poco rato sale un zorro chico y mira al burro muerto. Más pronto que corriendo le avisa a Juan viejo. Y Juan sale y ve áhi un burro muerto. Y entonce dispone llevarlo al interior de la cueva. Y entonce ordenó a los hijos que saquen lazos. Y empezaron a sacar lazos. Sacaron los robados al arador y algunos más que tenían de antes. Y lu ataron al burro de las patas, de las manos, -del pescuezo, de la cola, de donde pudieron. Y los zorros se atan la punta de los lazos de la cintura, todos, para tirar mejor. Y al grito de Juan de ¡vamos!, hicieron un invión que medio lu hicieron ir al burro pa adentro. Entonce el burro pega un grito y se enderieza, y sale a lo que da, a toda furia, y enfila pal cerco para donde anda el patrón. Y cuál no sería la alegría del patrón al ver que el burro le tráia más lazos de los que eran d' él, y los zorros a la rastra. Y áhi tuvo el patrón el trabajo de matarlos a los zorros antes de dehatarlos.
A los pocos días se le pierde al patrón la carne que había llevado para comer en el rastrojo, en el tiempo que araba. Y él dice, enojau, conversando, adelante 'el burro:
-¡Cayate qué mala suerte! Tengo que 'star sin qué comer ahora. Ha de ser el cuervo, ¡desgraciau!, que mi ha llevau la carnecita qu' hi tráido para comer. ¡Este hijuna y gran...!
Entonce le dice el burro:
-¡Dejesé 'star! Ahorita se lo traigo. Maver que lo traigo, que lu encuentre no más.
Se va. Va y se buscó el palo donde venía a dormir el cuervo. Áhi cerquita s' hizo el muerto, se tiró al suelo, pero se cuidó los ojos, se los apretó con las patas delanteras. Y dejó las demás partes del cuerpo libre que disponga el cuervo. Entonce llegó el cuervo y áhi no más se bajó a comer d' este animal muerto. El cuervo como es su costumbre le buscó los ojos y al no poder picar los ojos le buscó las partes blandas, le buscó el trasero. Y viene el cuervo y mete la cabeza en el culo y entonce frunció el burro y le apretó la cabeza y siguió viaje. Y lo que el cuervo lo rajuñaba por las piernas seguía más ligero. Venía el burro despavorido. Saltó el cerco y el hecho es que en una horqueta de las ramas del cerco quedó encajau el cuervo. Pero se le refalaron todas las plumas de la cabeza en el trasero del burro, y el cuervo es pelau desde entonces.
Francisco Villarroel, 53 años. La Costa. Los Hoyos. Río Seco. Córdoba, 1952.
Campesino inteligente. Muy buen narrador.
Como podrás apreciar hay una diferencia de tres años en la narración de estas historias, por hombres de diferentes edades y diferentes lugares. Villaroel agrega descripciones y diálogos entre los personajes de su historia, también una nueva hazaña del burro; mientras que Aguilera se enfoca en las acciones comentadas y poco diálogo entre los personajes.
Ambos mantienen el tema central de la historia.