¿Qué factores predisponen a los usos de las drogas?
Las razones que pueden llevar al uso de las drogas son tan diversas como las personas. No existe una única causa. El consumo de drogas es un fenómeno complejo y para su comprensión resulta importante considerar las interacciones entre tres elementos: las drogas, las personas y sus contextos.
La alteración de las funciones orgánicas depende, en gran medida, de la frecuencia e intensidad (cantidad) de su consumo:
Como hemos dicho anteriormente, la problemática del consumo de drogas está instalada en la sociedad. El ingerir bebidas alcohólicas, fumar cigarrillos de tabaco o marihuana, inhalar cocaína, etcétera, se produce generalmente por el incentivo de alguna persona.
Frecuentemente, estos consumos se dan en grupo. Es de escasa frecuencia el consumidor aislado. De algún modo existe un contagio o presión social que condiciona el uso de las drogas.
La mayor disponibilidad de droga posibilita el acceso de las personas a estas sustancias, y se constituye en un factor que favorece el aumento del consumo, ejemplo de ello es la facilidad para adquirir bebidas alcohólicas en supermercados, en envases pequeños, los kioscos de 24 horas de atención que comercializan cigarrillos sueltos, o la facilidad para comprar pegamentos, usados hasta por niños para inhalar.
En una primera conclusión podemos afirmar que existe una relación directa: a mayor disponibilidad hay mayor consumo; y a mayor consumo hay mayor daño. Otro factor de gran influencia en el consumo de bebidas alcohólicas y otras drogas, es la actitud del público, de la comunidad, con relación a estas conductas. Pero existen complejas cuestiones de orden político y económico que desafían al sistema jurídico y al estado en general.
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Por lo general, se consumen drogas porque suelen producir algún grado de placer o porque, como en el caso del alcohol, reducen la conciencia sobre el estrés y son usadas como acompañamiento a los alimentos y, además, como facilitador de las relaciones interpersonales en algunos eventos sociales. Habitualmente, las drogas disminuyen la ansiedad y la tensión emocional, produciendo cierto nivel de alegría en forma transitoria, por lo cual algunas personas consumen fármacos sin la justificación médica que regula estos consumos; otras tantas veces se utilizan productos que no tienen uso medicinal y que son de fácil acceso. En sentido estricto, fármaco o droga es toda sustancia, que, introducida en el organismo vivo, produce la modificación de una o más de sus funciones y que se usa con fines médicos. Fármaco y drogas son sinónimos en el ámbito médico, debido a su mecanismo de acción. Sin embargo en el lenguaje popular, se denominan drogas a las ilegales (cocaína, marihuana, heroína, etc) y fármaco a las drogas de venta en las farmacias (por ejemplo, antibióticos, analgésicos, diuréticos, antialérgicos). Estas también son conocidas como remedios.
Los factores de riesgo pueden agruparse en 3 grandes ejes:
- relacionados con el entorno macro-social,
- relativo al entorno más cercano (familia, grupo, escuela, medio laboral),
- relacionados con las características individuales.
Por su parte, los factores protectores se refieren a aquellas condiciones del ambiente o variables individuales del sujeto que de una a otra forma impiden o los hacen más resistentes a presentar problemas de consumo, es decir que contribuyen a prevenir, reducir o modular el consumo de drogas. Los factores de riesgo y los factores de protección no son posiciones opuestas, sino dos realidades diferenciadas que interactúan entre sí.
Se relacionarán con el estudio previo de los factores de riesgo del grupo o población con el que vayamos a intervenir y pueden trabajarse desde diferentes estrategias:
- relación del sujeto consigo mismo (fomento de la autoestima, trabajo sobre los valores),
- relación del sujeto con su entorno social (presión de grupo, toma de decisiones),
- relación del sujeto con su entorno sociocultural (promoción de alternativas saludables respecto del tiempo libre, promoción de un discurso alternativo al consumismo),
- relacionadas específicamente con las drogas (información sobre el uso de drogas, actuación ante los primeros consumos).
Pensando en los ejemplos anteriores surge casi siempre la misma reacción: “y yo, ¿qué puedo hacer?"... Para comenzar a dar respuesta a este interrogante, nos acercamos a lo que seguramente concentra el mayor interés en este tema: la prevención.
La prevención es el conjunto de esfuerzos que una comunidad pone en marcha para reducir de forma razonable la probabilidad de que en su seno aparezcan problemas relacionados con los consumos de drogas. (D. Comas y J. Arza, 2000).
Si analizamos esta sencilla definición, es posible observar que ella implica:
- establecer una definición para el fenómeno que pretendemos prevenir, es decir “los problemas relacionados con los consumos de drogas”,
- definir los factores de riesgo que se supone intervienen en la creación de la problemática que pretendemos prevenir, es decir los elementos que intervienen en la “probabilidad de que en su seno aparezcan…”,
- determinar los factores de protección que son necesarios desarrollar para prevenir el fenómeno, es decir el “conjunto de esfuerzos que una comunidad pone en marcha para reducir de forma razonable...”
Siempre decimos lo que hay que hacer, ahora vamos a plantearnos lo que no debemos hacer:
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capacitar personas para que funcionen como “detectores de adictos” que sólo se interesan en buscar síntomas y signos del uso de drogas en lugar de promover condiciones más saludables,
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decirles a las personas lo que deben hacer. La prevención no consiste en ello,
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implementar estrategias “empaquetadas”. Hay que reconocer, evaluar las necesidades de cada grupo,
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pensar en propuestas correctas, pero que muchas veces son inviables por falta de recursos humanos y económicos,
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pensar en metas muy abarcativas que resultan poco realistas y difícilmente alcanzables. El solapamiento de intervenciones preventivas en un mismo territorio por falta de coordinación y comunicación.