Situación de la epidemia VIH/SIDA en el mundo y en la Argentina.

La situación mundial.

Aunque durante los últimos 20 años ha parecido ser un enemigo bien conocido, sólo ahora se está empezando a considerar el VIH/SIDA como lo que realmente es: una amenaza sin precedentes para la sociedad humana, cuyo impacto se dejará sentir durante generaciones. Se calcula que en la actualidad hay entre 34 y 46 millones de seropositivos. Más de 20 millones de personas han muerto de SIDA, tres millones de ellas sólo en 2003 . Desde la aparición del virus se han infectado cuatro millones de niños. De los cinco millones de personas que se contagiaron en 2003, 700 000 eran niños, y casi todos contrajeron el virus por transmisión durante el embarazo, el parto o la lactancia.

El crecimiento más explosivo de la epidemia se produjo a mediados de la década de 1990, sobre todo en África. En 2003, este continente albergaba a las dos terceras partes de las personas afectadas por el VIH/SIDA, pero sólo al 11% de la población mundial. Hoy día, aproximadamente uno de cada 12 adultos africanos es seropositivo. Una quinta parte de las personas infectadas por el VIH viven en Asia.

 

 

Antes de continuar y después de leer los datos anteriores alarmantes, te invitamos a ver este video que reconforta. Un ejemplo de vida.

Dar es Salaam (Tanzania), 29 nov (EFE).-

Abuelas africanas, el sida les robó a sus hijos y ahora son "madres" otra vez.

En África las abuelas son de armas tomar porque, tras perder a sus hijos a causa del SIDA, ahora han puesto manos a la obra para ser "madres" por segunda vez de sus numerosos nietos.

 

 

 

A nivel mundial, la vía predominante de transmisión del virus son las relaciones heterosexuales sin protección. En el caso del África subsahariana y el Caribe, las mujeres tienen como mínimo las mismas probabilidades de contagiarse que los hombres.

Otras vías importantes de transmisión son las relaciones sexuales entre hombres con penetración desprotegida, el consumo de drogas por vía parenteral, y las inyecciones y transfusiones sanguíneas peligrosas. En muchos países, entre ellos la mayoría de los americanos, asiáticos y europeos, la infección por el VIH se concentra principalmente en poblaciones con comportamientos de alto riesgo, como relaciones sexuales sin protección (sobre todo en el ámbito de la prostitución o entre hombres) o uso compartido de jeringuillas para el consumo de drogas, aunque en esas situaciones persiste la amenaza de que una epidemia localizada se propague al resto de la población. En algunos países, el rápido crecimiento de las poblaciones vulnerables como consecuencia de la inestabilidad social, el aumento de la pobreza y otros factores socioeconómicos desencadena la ampliación de la epidemia y una mayor propagación del virus.

El largo lapso entre la infección por VIH y el comienzo de la enfermedad (de 9 a 11 años de media en ausencia de tratamiento) explica que, hasta fechas recientes, las cifras de enfermos de tuberculosis asociada al VIH, de enfermos de SIDA y de fallecimientos no hayan alcanzado cotas epidémicas en muchos de los países muy afectados. A nivel mundial, la mayor mortalidad corresponde a la población de entre 20 y 40 años. La esperanza de vida desciende drásticamente en las regiones del mundo más castigadas por la pandemia, que en el África subsahariana está desbaratando decenios de paulatinas mejoras de ese indicador.

 

¿Qué supone la situación mundial de la pandemia para los avances en el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio?

Los ocho objetivos, fijados tras la histórica Cumbre del Milenio celebrada en Nueva York en el año 2000, representan los compromisos, asumidos por gobiernos de todo el mundo, de esforzarse más por reducir la pobreza y el hambre y por hacer frente a las enfermedades; concretamente, mejorar el acceso a agua salubre y reducir las desigualdades por razón de sexo, la falta de instrucción y la degradación del medio. Esto incluye combatir el VIH/SIDA y haber empezado a frenar la propagación del VIH para 2015. Sin embargo, quedan muchos países en los que todavía no se está avanzando, y se necesitará un esfuerzo sin precedentes para que los más castigados progresen hacia el logro de todos los Objetivos de Desarrollo del Milenio.