Elementos de la enunciación

Todos tenemos en la mente nuestra lengua.  Conocemos las palabras, sus significados y cómo unirlas para poder decir lo que queremos decir. Cuando hablamos o escribimos, esa lengua deja de estar solamente en nuestra cabeza y pasa a ser una realidad: usamos, “ponemos en marcha”, ese código que todos conocemos y que nos permite entendernos. Ese momento se llama enunciación  y su resultado es el enunciado.

                                                                                                               

Elementos de la enunciación: la persona, el lugar y el tiempo

La persona

 

Siempre es una persona la que produce un enunciado. Cada persona que habla es un YO. La palabra “YO” es una palabra vacía, y “se llena” con la persona que está hablando. Si Juan le dice a su amiga Sara: “Yo te invito a tomar un helado” ese “yo” es Juan. Si Sara responde “Yo tengo frío, preferiría un café” ese nuevo “yo” es Sara; aunque ambos usen la misma palabra podemos saber bien quién prefiere un helado y quién, un café.  Lo mismo sucede con el “tú” (o “vos”), será siempre la persona a la que se le hable, y cambiará de referente (es decir cómo “se llena”) dependiendo de quién le hable a quién (otra forma de referirnos a las personas es con palabras como " a mí", "a tí"). Con las palabras "Él" o "Ella" nos referimos a personas sobre las que estamos hablando, y también son palabras que se van "llenando" en cada nueva situación.

                                                                                         

 Para saber más

El lugar

Quien produce un enunciado se encuentra en un lugar. Lo que vimos que sucede con las palabras que indican personas (los pronombres personales yo, tú) sucede también con las que indican lugar. Si recibimos un mensaje que dice: “Te espero acá” tenemos que pensar que esa persona ya está en el lugar al que tenemos que ir. En cambio si nos dicen “Te espero allá” esa persona  no está todavía en el lugar donde nos reuniremos. El “acá”, “allá” o “ahí” son otros tipos de palabras que no tienen un significado fijo y que se “llenan” con referentes ocasionales cada vez que las usamos. Otras palabras que se “llenan” con diferentes significados y que indican relación de lugar, en este caso de distancias, son: esto (lo usamos para indicar objetos cercanos), eso (con lo que indicamos lo que no está tan cerca) y aquello (con lo que nos referimos a lo más lejano a nosotros).

 

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El tiempo

 

Con el tiempo pasa algo parecido. El enunciado siempre se produce en presente, aunque no se mencione. Si decimos “Hoy tengo turno con el médico” nos referimos al día en que estamos viviendo, pero si  en una carta o en un diario viejo encontramos algo así como “Hoy sucedió un hecho novedoso” vamos a necesitar saber qué día se escribió o se dijo eso para saber cuál es ese “hoy", que puede o no coincidir con el día en que lo estamos leyendo, nuestro "hoy". Lo mismo sucederá con “mañana”, “ayer” y todas sus variantes (“pasado mañana”  “anteayer”, etc.)

 

                                                                                

 

"Hoy no se fía, mañana sí"