Conclusiones

En la mayoría de las grandes ciudades latinoamericanas se ha verificado una notables pérdida de control por parte del Estado sobre el proceso de transformación territorial urbana. Es necesario repensar la Ciudad como un ámbito de socialización, de convivencia de sectores sociales; como ámbito de producción y trabajo, donde incluso la actividad industrial y la extensa gama de servicios a la producción y al consumo pueden significar una nueva base económica para la ciudad, a partir de la incorporación intensiva de conocimiento, ciencia y tecnología no sólo a la producción sino a la propia gestión del espacio urbano (Hall, P: 1996).

La ciudad pasa a ser pensada como sujeto de desarrollo económico -territorial o socio territorial, como una herramienta de la organización inteligente del espacio urbano y regional. El territorio ocupa un lugar central y pasa de ser un mero contenedor, un recipiente, a ser un recurso estratégico y un valor agregado o una ventaja competitiva como precondición para el desarrollo productivo y social. Pasa a ser un recurso estratégico activo e inteligente sobretodo si en él se crea una malla de relaciones o tejidos socio-productivos al estilo de los llamados sistemas productivos locales" (Ciccolella, P: 1999).

Para que ésto sea posible se requiere de una enérgica acción de los Estado Nacionales, Provinciales y Locales. Sólo desde esas instancias se puede favorecer la base económica que responda a objetivos socio-productivos más universales y democráticos. Sólo el Estado puede cumplir éste rol, con nuevas y adecuadas herramientas de gestión territorial y urbana, pero para ello necesita de recursos, instituciones, tejidos socio-productivos, cultura, actores sociales involucrados en el proceso de desarrollo, procedimientos y conocimientos estratégicos.

Los desafíos serán realizar grandes y pequeñas intervenciones al servicio de la calidad de la producción y de la vida de los sectores populares.

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