Las reformas agrarias en América Latina

La idea de reforma agraria implica "una acción concertada, voluntarista y planificada para modificar las relaciones de producción agrarias". 

El primer ejemplo histórico en América Latina de reforma agraria se desprendió de la revolución Mexicana de 1917, pero después de un período en el que no se registraron éste tipo de acciones, a partir de la década de 1950 se fueron produciendo en casi todos los países de América Latina, aunque bajo diferentes circunstancias y modalidades.

Algunas, como la Mexicana, se realizaron bajo gobiernos revolucionarios como los casos de Bolivia, Cuba y Nicaragua. En otros casos, fueron reformas iniciadas en gobiernos electos, como en Guatemala y Chile.  Incluso hubo casos en que fueron iniciadas por gobiernos nacidos de golpes de estado, como en Perú. En algunos países como la Argentina, Paraguay y Uruguay no se iniciaron reforma agrarias o sólo quedaron en las intenciones (Kay, C: 1995).

En el caso de Brasil presenta características muy particulares. La estructura agraria de Brasil era una de las más dispares del continente y no había sido objeto de una verdadera reforma agraria. En la década de 1980 unas 6 millones de familias campesinas no tenían tierras para cultivar, mientras que más del 40% de la superficie agrícola no era cultivada y estaba en manos de grandes latifundios. Ésta situación se volvió completamente explosiva. Para fines de la década del 80' se contabilizaban más de seiscientos conflictos por año relacionados con la ocupación espontánea de tierras por esas familias desplazadas. El MST (Movimiento de los sin tierra) generó una reforma agraria muy particular, donde la posesión de la tierra se formaliza a posteriori de la ocupación espontánea de tierras por parte de sus miembros. Sin embargo, los logros del MST empalidecieron ante el crecimiento de la gran empresa agropecuaria, que incluso se ha transformado también en el actor principal del avance de la frontera agraria hacia el Amazonas, rol que anteriormente cumplieron los campesinos como parte de un fallido programa estatal de descompresión de los problemas rurales (Sorj, 1998).

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