Durante el Antiguo Régimen, el privilegio y el poder de cada persona estaba determinado por el lugar que los padres ocupaban en la sociedad y, salvo raras excepciones, se mantenía ese lugar desde el nacimiento hasta la muerte. Por supuesto, el mayor poder lo tenía el rey.
El siglo XVIII se ve caracterizado por contradicciones. Si bien se habla de un período de incuestionable crecimiento económico, éste tiene lugar en el marco de una crisis agrícola. Junto al atraso en la tecnología agraria (en comparación a los modelos pre-capitalistas observables en Inglaterra) se encontraban varios impuestos (censo y champart) que exigían que un porcentaje de la cosecha fuera pagada al dueño de la tierra.
Según M. Vovelle se puede hablar de 3 revoluciones simultáneas y encadenadas entre sí. “Una revolución institucional o parlamentaria, en la cumbre, una revolución urbana o municipal y una revolución campesina.” Introducción a la historia de la Revolución Francesa. Barcelona: Crítica, 2000. Pág. 12