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La Unión Soviética

La Unión Soviética.

Iósiv Stalin mantuvo, tras la Segunda Guerra Mundial, su poder absoluto sobre la Unión Soviética. La reconstrucción económica se realizó rechazando el Plan Marshall, a través del IV y V plan quinquenal y creando, en 1949, el COMECON (Consejo de Asistencia Económica Mutua). Desde ese momento, la influencia internacional de la URSS se consolidó, en primer lugar en los países del Este de Europa, y también en 1949 con el triunfo de la revolución china. Desde 1950, los soviéticos ayudaron a los coreanos del norte en la guerra de Corea (1950-1953). En el interior, Stalin continuó su política represiva contra todos los disidentes y una fuerte centralización, hasta su muerte en 1953

Jruschov

Tras la muerte de Stalin (1953) asumió el protagonismo Nikita Jruschov (hasta 1964), que inició un período de desestalinización y moderación del régimen represivo anterior: rehabilitó a muchos deportados y permitió tenue apertura ideológica, aunque mantuvo las organizaciones básicas del comunismo soviético.

La política se descentralizó, mejoraron el salario mínimo y las pensiones y se potenció una política de prestigio científico con brillantes logros en el espacio. En 1955 se firmó el  tratado militar liderado por la URSS conocido como Pacto de Varsovia, como respuesta a la OTAN.

Jruschov buscó la paz mundial (“la coexistencia pacífica”), que sin embargo estuvo amenazada por dos fuentes de conflicto: la tensión en Alemania Oriental, que condujo en 1961 a la construcción del muro de Berlín, y la crisis de los misiles en Cuba, retirados por la URSS en 1962.

Los misiles nucleares de las dos superpotencias tenían una inmensa capacidad destructiva. La instalación de misiles soviéticos en Cuba fue la última ocasión en que se produce el peligro de un enfrentamiento directo. A partir de 1963, tanto EE UU como la URSS buscarán caminos para reducir su armamento nuclear.

Jruschov fue acusado de personalismo, de dirigir la política exterior imprudentemente y de gestionar la planificación económica de forma ineficaz, por lo que fue destituido.

Leonid Breznev ostentó altos cargos del gobierno soviético entre 1964 y 1982, después de que Jruschov fuera destituido, acusado de personalismo.

Durante su mandato, eliminó las reformas realizadas por Jruschov, concentró los poderes, burocratizó el país y, como Stalin, reprimió a la disidencia política e intelectual.

Breznev introdujo mayor flexibilidad en la planificación y mayor autonomía para los dirigentes empresariales, adscripción para evitar los desajustes económicos y el estancamiento en agricultura e industria, pero el intento fracasó debido a la nula competencia, la baja calidad de los productos y el absentismo laboral.

En política internacional se llegó a acuerdos con los Estados Unidos sobre limitación de armas atómicas (SALT, 1969-79) en el marco de la política de distensión que pretendía la reducción de gastos en armamento. Esta política finalizó bruscamente con la invasión soviética de Afganistán (1979) y la instalación de misiles nucleares SS-20 contra Europa occidental mientras se negociaba el desarme en Ginebra. Las relaciones con China continuaron siendo tensas.

Perestroika y la glasnot.

Tras los breves años de gobierno de Andropov y Chernenko que no consiguieron sacar a la URSS de la corrupción y el estancamiento, desde 1985, con la llegada al poder de Mijail Gorbachov, se inició un ambicioso programa de reformas que pretendían el desarrollo económico, la democratización y dos líneas de actuación denominadas Glasnost (apertura, transparencia) y Perestroika (reestructuración).

Con estas reformas, Gorbachov cuestionaba los errores del stalinismo y se revisaba toda la historia de la URSS. Sin renunciar al socialismo, en principio, se iniciaba la libertad de prensa, cierto pluralismo político y mayor transparencia informativa.

La distensión internacional continuó con varios acuerdos (SALT II, Start), con los cuales las dos grandes potencias se comprometieron a destruir parte de su arsenal nuclear.

Gorbachov logró así el apoyo de amplios sectores sociales dentro y fuera de la URSS, pero la oposición del Partido Comunista, el KGB y de algunas nacionalidades, los rápidos cambios de Europa del Este y un golpe de Estado en 1991 ocasionaron la desintegración de la URSS, el fin del Pacto de Varsovia  y de la Guerra Fría.

Desintegración de la URSS.

En agosto de 1991, se produjo un golpe de Estado planeado por los conservadores contra Gorbachov. Boris Yeltsin, presidente de la Federación Rusa, llamó a la huelga y a la resistencia desde el parlamento de Rusia. Logró respaldo del pueblo y de un sector del ejército e hizo fracasar el golpe.

Gorbachov volvió al poder y se firmó algunas represalias contra el Partido Comunista (PCUS) y contra el KGB. Sin embargo, tuvo que dimitir a causa de la crisis económica y la independencia de algunas repúblicas. En torno a Rusia, el resto de repúblicas formaron la CEI (Comunidad de Estados Independientes) con Yeltsin como presidente (1990-1999).

“Aunque el ideal terrenal del socialismo y el comunismo se haya derrumbado, los problemas que este ideal intentaba resolver permanecen: se trata de la descarada utilización social del desmesurado poder del dinero, que muchas veces dirige el curso de los acontecimientos. Y si la lección global del siglo XX no produce una seria reflexión, el inmenso torbellino rojo puede repetirse de principio a fin.
ALEXANDER SOLZHENITSYN, en New York Time, 28 de noviembre de 1993

Citado en Hobsbawm, Erik. “Historia del siglo XX”. Editorial CRÍTICA, Buenos Aries, Argentina, 1998.  Pág. 551.

Disponible en: https://uhphistoria.files.wordpress.com/2011/02/hobsbawn-historia-del-siglo-xx.pdf

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