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Los movimientos antiliberales

Las fuerzas que derribaron regímenes liberales democráticos eran de tres tipos, dejando a un lado el sistema tradicional del golpe militar empleado en Latinoamérica para instalar en el poder a dictadores o caudillos carentes de una ideología determinada. Todas eran contrarias a la revolución social y en la raíz de todas ellas se hallaba una reacción contra el viejo orden social. Todas eran autoritarias y hostiles a las instituciones políticas liberales. Prohibían, en ocasiones, algunos partidos, sobre todo el comunista, pero no todos. Todas esas fuerzas atendían a favorecer al ejército y a la policía, o a otros cuerpos capaces de ejercer la coerción física, porque representaban la defensa más inmediata contra la subversión. En muchos lugares su apoyo fue fundamental para que la derecha ascendiera al poder. Por último, todas esas fuerzas tendían a ser nacionalistas, en parte por resentimiento contra algunos estados extranjeros, por las guerras perdidas o por no haber conseguido formar un vasto imperio, y en parte porque agitar una bandera nacional era una forma de adquirir legitimidad y popularidad. Sin embargo, había muchas diferencias entre ellas.

Hobsbawm, Erik. “Historia del siglo XX”. Editorial CRÍTICA, Buenos Aries, Argentina, 1998. Pág. 120.