Comenzó en 1789 y fue la más importante de las revoluciones que se produjeron hasta la primera mitad del siglo XIX, pero no la única. Hubo otras en 1820, 1830 y 1848, en Francia y en otros países, que profundizaron los cambios iniciados en 1789, obtuvieron diversos resultados y surgieron de distinta forma.
Cuando estalló la revolución de 1789 en Francia, la sociedad francesa era una sociedad muy heterogénea:
Rey: Absolutismo.
Nobleza: contraria a la Revolución en su mayoría. Adoptará posiciones contrarrevolucionarias dentro de Francia y en el extranjero (emigrados).
Clero: dividido ante la revolución. Buena parte del clero acepta la Constitución de 1791.
Burguesía: apoyan la revolución para terminar con los privilegios del Antiguo Régimen.
Sans-culottes: capas populares urbanas (pequeños comerciantes, artesanos, aprendices, mendigos) partidarios de la revolución.
Campesinos: aunque en principio fueron partidarios de la revolución, se sintieron defraudados por no poder acceder a la propiedad de la tierra.
Las ideas de la Ilustración (Montesquieu, Rousseau, Voltaire, Diderot, entre otros.) influyeron en los ideales de libertad e igualdad de todos los hombres.