Consecuencias:
- Deflación
- Caída de la producción
- Acumulación de stocks
- Desempleo masivo
- Contracción del comercio mundial
- Ruptura del sistema de pagos internacionales
Estos factores se reproducen en la mayoría de países capitalistas avanzados. El paro superó los 12 millones en EEUU, siete millones en Alemania y tres millones en Gran Bretaña. La producción industrial cayó entre 1929 y 1932 un 38 por ciento a escala mundial, y un 50 por ciento en EEUU. Galbraith («El crac del 29», 1955) distingue entre el crac propiamente y lo que él llama la «Gran Crisis», período este último que se prolonga hasta 1939.
En este contexto de crisis, se formaron bloques monetarios liderados por EEUU, Francia y Gran Bretaña. La fragmentación del comercio mundial afectó de desigual forma a los grandes países. Mientras que Francia y Gran Bretaña pudieron reorientar su comercio hacia sus respectivos imperios coloniales -EEUU lo hizo hacia América Latina-, Alemania, Italia y Japón, por su parte, se volcaron en programas de rearme militar de gran alcance, en un contexto de tensiones crecientes en el sistema internacional, cuyos antecedentes más inmediatos era la Gran Guerra de 1914. Esta crisis económica marcó el fin de la ilusión acerca de la capacidad del capitalismo para auto-rregularse (Crisis de las economías liberales), dando paso (bajo distintas modalidades, formatos y experiencias) a la intervención masiva y directa del Estado en los procesos económicos.